Y como somos las personas… Tan distintas, tan iguales… Dicen que siempre hubo gente con clase y clases de gente… Complicado etiquetar teniendo en cuenta la gran dimesión del conjunto a clasificar.
Hoy, preocupada por encontrar un armario en el Ikea, escuché con mi padre la historia de Moulaye, un vendedor ambulante senegalés que recibió una paliza hace aproximadamente un año, una paliza por el mero hecho de ser de color, por ser diferente, distinto. Y en ese momento, de nuevo, me di cuenta de la frivolidad de la vida y de su superficialidad; de como tenemos la idea en nuestra cabeza de que la vida son dos días y que hay que disfrutarla, vivir al máximo, pensando siempre que hoy puedes estar aquí y mañana allí. Y aunque a esta filosofía podemos darle la vuelta; al final lo que se busca es que vivamos velozmente preocupados únicamente por nuestros problemas, aquellos que solo me a atañen a mí, o como mucho a los míos, eso sí solo a los más allegados. Por eso nos da más pena que vuelque un autobús en la ruta que pasa a 70 kilómetros de nuestro pueblo que el tren del hambre arrase la vida de miles de niños sin contemplación ni espacio de tiempo a miles de kilómetros de aquí.
Pero es que todos tenemos problemas, todos queremos soluciones, satisfacer deseos, lograr sueños, cumplir metas, llegar a objetivos, encontrar la felicidad… Nuestra felicidad…
Y muchas veces ponemos en una balanza lo que tenemos, lo que queremos y lo que podemos llegar a conseguir (siempre en primera persona, claro está)… Y la balanza nunca está como queremos que esté, y arriesgamos lo que tenemos por lo que podríamos tener; y fallamos, muchas veces fallamos, pero no nos arrepentimos. Y entonces llega el archiconocido: «Valoramos lo que tenemos cuando lo perdemos» ¿Por qué? ¿Es que acaso estamos mal programados? O todo esto es producto del desviado Carpe Diem…
Y en el caso de que arriesguemos algo y lo perdamos… Siempre podemos dar marcha atrás y recuperarlo, ¿O, no? Eso sí, sin reconocer el error o pensando que si así ocurrió primero, por algo sería.
Volar manteniendo los pies en la tierra, a mí me resulta imposible. Seré yo, será esta noche de Julio, será que Obama podría haber sido Trayvon Martin, será el «Carpe Diem», será la gente, será el «egoísmo» o quizás mi redomado escepticismo.
Por cierto, finalmente problema solucionado, encontré el armario que quería.